martes, 13 de julio de 2010

Mons. Sarlinga: El matrimonio natural no admite alternativas

Mons. Sarlinga: El matrimonio natural no admite alternativas


Campana (Buenos Aires), 12 Jul. 10 (AICA).- “La Iglesia no puede dejar de anunciar que el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras alternativas”, sostiene el obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Domingo Sarlinga, en una carta pastoral que en ocasión del 9 de julio envió a los fieles de la diócesis.

“No podemos perder de vista -añade- el promover este bien tan precioso [la familia], tan necesario e indispensable, patrimonio de la humanidad entera”, y recuerda las palabras del papa Benedicto XVI cuando decía que “los pueblos, para dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad, no pueden ignorar el bien precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio”.

Luego, teniendo en cuenta que de la diócesis de Zárate-Campana participará un notable número de laicos en respuesta a la convocatoria del Departamento de Laicos (DEPLAI) para la manifestación de mañana frente al Congreso, monseñor Sarlinga se dirige a “esa numerosa feligresía” con una serie de reflexiones “respecto del matrimonio entre un hombre y una mujer, en amorosa comunión de vida y amor y apertura a la generación de los hijos y su educación”.

“Es para mí -asegura- un deber de conciencia, como Pastor de la Iglesia, el expresar una vez más a la numerosa feligresía, a través de estas líneas, que lo que ha de movernos en nuestro generoso y esperanzado SÍ al matrimonio y a la familia es nuestro sentido de fe cristiana, y también el sentido de la ley natural, que hace que la inclinación al matrimonio y la familia se encuentre ya en la naturaleza humana, de la misma manera que la inclinación natural a la verdad y al conocimiento, a la sociabilidad o la inclinación hacia lo trascendente o Dios”, y aclara que respecto de la ley natural, la ley positiva tiene un valor pedagógico.

Asimismo, respecto de la concentración y reclamo del martes 13 frente al Congreso de la Nación, donde se proclamará el apoyo público a la familia y al matrimonio de un hombre y una mujer y al reclamo por “un papá y una mamá” para los niños, el obispo reitera que “esto es preciso hacerlo con convicción, con paz, con respeto, con ejercicio de los derechos de las libertades cívicas y la libertad religiosa, y sobre todo con un compromiso creciente a vivir los valores y las virtudes de ese gran don para la humanidad que es la familia”.

Monseñor Sarlinga recuerda que en otras ocasiones, al dirigirse a los fieles católicos de esta diócesis, “clamaba por el sentido del matrimonio formado por un varón y una mujer, constitutivo de la familia, institución indispensable y santuario de humanidad donde puede realizarse la civilización del amor” y ahora reitera que “la familia, primero en sentido humano y natural, y como familia cristiana, es un bien precioso para la humanidad toda, tal como a ella se refiere el Concilio Vaticano II, y que en nuestra sociedad actual tenemos el deber, en conciencia, de buscar la verdad, y de ofrecer nuestro servicio, preocupándonos por los destinos del matrimonio formado por un varón y una mujer, y la familia”.

Luego el prelado de Zárate-Campana insiste en que se debe concurrir a “manifestar una visión de las cosas con convicción, con respeto, con paz, y también en el ejercicio de la libertad religiosa, la cual, como no podría ser de otra manera, de ningún modo busca crear exclusión, o ponerse en contraste con una laicidad positiva y abierta, la cual conlleva un compartido sentido de responsabilidad, también en lo atinente a las leyes que nos rigen”.

Este es el espíritu que debe animarnos, la responsabilidad compartida también nos lleva a expresar nuestra voz, no se trata de condenar a nadie, ni mucho menos de despreciar a determinadas personas, ni de menoscabar derechos: “Amar a todos sin excluir a nadie”, con el valor positivo del Amor y el sentido de la rectitud de las instituciones.

Por todo eso, concluye monseñor Sarlinga, “no podemos perder de vista el promover este bien tan precioso, tan necesario e indispensable, patrimonio de la humanidad entera, que, como decía el Papa, los pueblos, para dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad, no pueden ignorar el bien precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio, fundamento de la familia, patrimonio y bien común de toda la humanidad. Así pues, la Iglesia no puede dejar de anunciar que, de acuerdo con los planes de Dios, el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras alternativas”.



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