domingo, 19 de septiembre de 2010

Curación de un juez permitirá beatificación del Cardenal Newman

Curación de un juez permitirá beatificación del Cardenal Newman


ROMA, 17 Sep. 10 (ACI).- Uno de los cuatro diáconos que participarán en la Misa de beatificación del Cardenal John Henry Newman en Birmingham, evento central de la visita del Papa Benedicto XVI a Reino Unido, es John Sullivan, un juez estadounidense de 71 años de edad que inexplicablemente superó una grave dolencia de columna por intercesión del futuro beato.

Andrea Ambrosi, postulador de la causa de canonización del Cardenal Newman, relató el milagro en L'Osservatore Romano notando que el hecho sucedió "no en Europa, donde Newman era más conocido, sino en Estados Unidos en donde está la mayor cantidad de sus devotos. El segundo motivo de interés está en que el protagonista es un juez, un magistrado del tribunal distrital de Plymouth, una persona habituada a verificar las verificaciones".

El tercer motivo, señala Ambrosi, "consiste en el hecho de que uno de los más convencidos del milagro fue el mismo cirujano" que atendió a Sullivan, "Robert Banco, jefe del departamento espinal del New England Baptist hospital de Boston, uno de los más prestigiosos médicos de cirugía ortopédica en Estados Unidos".


La historia del milagro

En junio del año 2000, John Sullivan comenzó a sufrir dolores en las piernas que no le permitían caminar. El médico le explicó, con una radiografía en la mano, que algunas vértebras lumbares estaban hundidas y bloqueaban un área crítica del canal espinal tocando la médula y los nervios femorales. Esta condición crónica le impedía caminar y le sugirió consultar a un neurólogo.

Esa misma noche, relata Ambrosi, Sullivan vio un programa en la televisión sobre la vida y obra del Cardenal Newman, que le era hasta ese momento desconocido. "Fue tocado por aquella extraordinaria figura y comenzó a rezarle con fervor, confiándole sus sufrimientos. La mañana siguiente se sintió mejor, como para volver a caminar".

Tras consultar a dos neurólogos quienes confirmaron la dolencia, este diácono llegó hasta el doctor Robert Banco, considerado el mejor cirujano de Boston. En mayo de 2001 el dolor era insoportable y caminaba muy mal. Este médico le dijo que era momento de operarlo por lo que Sullivan intensificó sus oraciones al Cardenal Newman.

Tras sólo seis días de una complicada operación, Sullivan fue capaz de caminar ayudado de un bastón. Sullivan había implorado a Newman: "por favor cardenal ayúdame a caminar, ayúdame a seguir mi camino".

Evidentemente, prosigue Ambrosi, esta fervorosa oración encontró en el Cardenal una respuesta inmediata. "Sullivan se levantó, comenzó a caminar, no tuvo más dolores y no tuvo necesidad de someterse a terapia alguna. En septiembre retomó su vida normal, dedicándose a la enseñanza.

El 2 de octubre hizo una visita de control. El doctor Banco se sorprendió al encontrarlo perfectamente curado luego de una operación de este tipo, y al verlo nuevamente en febrero de 2002 curado al 100 por ciento, dijo "no haber visto nunca una curación tan veloz ni completa, inexplicable desde el punto de vista científico".



miércoles, 15 de septiembre de 2010

VII Jornada de Psicología Cristiana “Familia y Sexualidad”

VII Jornada de Psicología Cristiana
“Familia y Sexualidad”
Viernes 1º de Octubre de 2010


PROGRAMA


9 hs. Inscripción

9,30 hs. Pbro. Dr. Ignacio Andereggen
El valor pleno de la concepción cristiana frente a las líneas dominantes de la psicología contemporánea

10,30 hs. Pausa

11 hs. Dra. Mariana De Ruschi
La sexualidad en la vida familiar y su relación con la salud psicológica

Lic. Andrea Piscicelli
Unidad y diversidad en el Matrimonio

12 hs. Pbro. Gabino Tabossi
La educación para la verdadera sexualidad en la pastoral

Dra. Zelmira Seligmann
Las consecuencias de la fornicación en la realización vocacional

13 a 14,30 Pausa

14,30 hs. Concierto

15,30 hs. Lic. Fernando García Diez
La homosexualidad: casos prácticos

Dr. Pedro Andereggen
El matrimonio homosexual en el ordenamiento jurídico argentino

16,30 hs. Pausa

17 hs. S.E.R. Mons. A. Baseotto
El Magisterio de la Iglesia y la moralidad en el campo sexual

18 hs. Pbro. Horacio Bojorge S.J.
Presentación del libro “¿Qué le pasó a nuestro amor? Respuestas divinas a preguntas humanas”

19 hs. Panel de Conclusiones

20 hs. SANTA MISA


Universidad Católica Argentina
“Santa María de los Buenos Aires”
Auditorio Monseñor Derisi
Edificio Santo Tomás Moro
Alicia M. de Justo 1400


Inscripción, el día de la Jornada
Público en general $30
Estudiantes $20



martes, 14 de septiembre de 2010

Teologías Deicidas: "Creemos que estamos ante un estudio definitivo sobre Juan Luis Segundo" - Francisco José Fernández de la Cigoña

Teologías Deicidas: "Creemos que estamos ante un estudio definitivo sobre Juan Luis Segundo"
Francisco José Fernández de la Cigoña


Sobre el libro de Horacio Bojorge: Teologías Deicidas. El Pensamiento de Juan Luis Segundo en su Contexto. Ediciones Encuentro, Madrid 2000, 380 págs.


Juan Luis Segundo, uno de los más conocidos “teólogos de la liberación”, fallecido en 1996, ha sido objeto de un estudio detallado, pormenorizado y crítico por otro jesuita, también uruguayo, situado en las antípodas de su pensamiento. El análisis es demoledor y tras él creo que bien se puede decir que Segundo no sólo ha muerto físicamente sino también ideológicamente. Creo que la famosa Teología de la liberación que tantas preocupaciones causó en su día está dando las últimas boqueadas. A acelerar su agonía y anticipar su muerte sin duda contribuirá este trabajo serio y profundo que no deja títere con cabeza en el tinglado segundista.

Con gran aparato crítico, no sólo del universo de Segundo sino de todo el movimiento liberacionista, vale la pena enunciar el Índice para que el lector pueda apreciar la densidad y la universalidad del volumen, ya que introducirnos en las tesis del jesuita heterodoxo o en la réplica de su hermano de Orden nos llevaría muchas más páginas que las propias de una recensión.

Comienza con una breve introducción en la que justifica el por qué de su contundente crítica, de la que merece la pena destacar el apoyo jesuítico a las teorías de Segundo que a juicio de Bojorge, que compartimos, “suscita la fundada impresión de que la Compañía misma asume y difunde como propias las doctrina de Juan Luis Segundo” (13). Es, por tanto, una obra escrita contracorriente y por tanto más meritoria. Ojalá no sea una tormenta de verano sino el comienzo de una rectificación doctrinal de la Orden ignaciana que en sus últimos tiempos había dejado de ser valladar firmísimo de la ortodoxia para alinearse abiertamente en posiciones no ya de vanguardia sino incluso situadas en el campo enemigo. Cierto que no es el primer jesuita que apunta críticas al uruguayo liberacionista, de ellos y de otros autores se vale repetidamente Bojorge, que ha buscado como una zona de seguridad, así como con el actual Prepósito general de la Compañía, Kolvenbach, para los seguros ataques que le van a venir de los epígonos y corifeos del criticado. Aunque también es posible que, ante la contundencia de sus argumentos, sea la conspiración del silencio la que se abata sobre el libro.

“La Esjatología cercenada” es el título del primer capítulo (23-44). Y Bojorge resalta el significativo silencio de Segundo sobre la vida eterna, consecuencia del moralismo inmanentista en el que se mueve. Las consecuencias de este secularismo quedan perfectamente reflejadas en la crítica de Bojorge.

En el capítulo segundo (45-70), “Vicios de argumentación lógica, teológica y escrituraria”, estudia su estilo argumental que califica de sinuoso, resbaladizo y hasta contradictorio en un permanente intento de no ser “pillado” por la censura. Muchas de esas acrobacias son traídas a colación por Bojorge así como los textos de comentaristas indignados ante tanta pirueta, ante tanta cita truncada y falseada. Sus insuficiencias escriturísticas, evidentes, terminamos por no saber si son producto de su escasa ciencia o un ejemplo más de su estilo argumental, si bien Bojorge concluye que son manifestaciones de su pensamiento gnóstico y sofista.

En el capítulo tercero, “Errores acerca de la Revelación y de la hermenéutica” (71-91), continúa acotando las graves limitaciones segundistas que vienen a convertir la Revelación no en un conocimiento de lo que Dios quiso revelarnos sino en una pedagogía hacia un modo de vivir. Señala, con todo acierto, las influencias modernistas, suponemos que más coincidentes que conscientes, tesis para nosotros muy grata pues muchas veces hemos denunciado el pensamiento “neomodernista” que nos invade. La consecuencia es una absoluta relativización de las verdades reveladas que dejan de tener importancia en cuanto tales para ser simplemente un impulso, un sentimiento, una solidaridad que después veremos a dónde nos lleva. El análisis de la interpretación filantrópica que hace Segundo de Mateo 25, 31-46 nos parece un acierto más de Bojorge. Y efectivamente lo que sostiene Segundo es un reduccionismo de la fe.

En el capítulo cuarto analiza la “Actitud ante el Magisterio” del uruguayo (92-129), que podríamos sintetizar grosso modo en que no existe Magisterio sino Historia. Claro que no niega el primero abiertamente para no colocarse en el punto de mira de las denuncias. Pero, si no es necesaria su actuación para las Iglesias y si cuando actúa, actúa mal, ¿qué conclusión debemos extraer?. Y si para ello se alteran los textos, aun peor.

En el capítulo quinto: “Recomendación y defensa del marxismo” (130-150) llegamos a la concretización de la ideología neomodernista. El lector que hoy se encare con estas páginas, después del derrumbe del comunismo, podrá pensar en que era un sostenedor de absurdas tesis. No podemos perder de vista que el abanderamiento del marxismo por la teología de la liberación se hacía en años en que el comunismo era un peligro cierto y gravísimo para la Humanidad y para la Religión. Que millones y millones de seres humanos estaban esclavizados por un sistema que contaba los mártires católicos por millares y millares. Su apología, aun con broma, resultaba un poco pesada. Lo que era, verdaderamente, sólo podemos calificarlo como una traición a la Iglesia. Pero Segundo era un teólogo sui generis dentro de los de su corriente. No aprendió nada del pueblo con el que nunca se mezcló. Era un teólogo burgués que todo lo estudio en los libros y que se movía encantado en los ambientes burgueses. Lo de los pobres eran elucubraciones hechas en cómodos despachos. Aunque no por ello menos peligrosas. Los pobres entendidos, naturalmente, desde el prisma de la Teología de la Liberación, pues, en el sentido evangélico, son consustanciales a la predicación de Jesucristo. Las consideraciones de Bojorge al respecto nos parecen, una vez más, incontestables.

“La adoración de la Historia: la fe neguentrópica” (151-178) es el título del capítulo sexto. El determinismo materialista al que se inclina Segundo en su interpretación de la Historia queda también pulverizado desde el pensamiento católico por Bojorge. Metz y Teilhard son las fuentes que detecta el autor en el pensamiento de Segundo al respecto así como algunas teorías físicas. Y como se las da de teólogo la consecuencia inmediata es identificar la historia de la humanidad con la Historia de la Salvación. Y hasta Dios es histórico pues es el dios de cada momento, conocido por una fe cambiante.

“Intermezzo histórico: la inversión antropocéntrica, naturalismo y gnosis” (179-217), es el capítulo séptimo. Y en él parece apartarse el autor del pensamiento de Segundo, expuesto hasta el momento con numerosas referencias textuales, para estudiar una serie de hechos que tienen al menos un aire de familia con el pensamiento del uruguayo. La Reforma protestante, el naturalismo, Barth, el secularismo, la muerte de Dios, Maritain, o al menos un Maritain, el progresismo, el nuevo gnosticismo, la New Age...

“El giro antropocéntrico en Juan Luis Segundo: del misterio divino al proyecto humano” es el título del capítulo octavo en el que se vuelve al pensamiento del uruguayo (218-246). Que sigue en ello la huella de otros precursores en una mezcla de naturalismo y deísmo. El Misterio desaparece, la fe vuelve a las exposiciones modernistas de comienzos del siglo XX y el antropocentrismo se impone al servicio de la historia. La eficacia política será el criterio fundamental para juzgar la fe aunque, si a ello hubiéramos de atenernos, menudo fracaso el de la teología de la liberación. Y por ese camino se llega, como muy bien percibe Bojorge, no a lo contrario del integrismo sino a un integrismo contrario, propagandista de la leyenda negra anticatólica e instrumento de la persecución de la fe. No es de extrañar que los enemigos de la Iglesia se vuelquen en elogios a Segundo.

“¿Es Teología el pensamiento de Juan Luis Segundo?” (247-276). La conclusión del capítulo noveno será negativa. O si es teología es teología modernista y no católica. Su propósito de hacer teología para laicos en crisis de fe, y entendida la fe cual él lo hace, nos lleva a un puro existencialismo sustraído a cualquier criterio normativo.

El capítulo décimo lleva por título “Acedia ante el pueblo creyente” (277-302). Y comienza por estas reveladoras palabras: “Las obras de Juan Luis Segundo reflejan el tipo de pensamiento secularista: tolerante y simpático con el así llamado hombre de hoy, por el que se entiende preferentemente el ateo o el creyente en crisis de fe. Por el contrario, ese pensamiento es intolerante, sarcástico y predispuesto contra el creyente, al que Juan Luis Segundo zahiere frecuentemente con ironías o frases ofensivas para su sensibilidad. Sobre el creyente recae una sospecha sistemática, lo cual equivale a decir una condenación previa al juicio”.

Le fastidian los “idólatras de Jesús”, los que, en teoría, debían ser los suyos. Como señala Bojorge, es un ejemplo más, desgraciadamente no el único, de ese complejo de culpa católico dispuesto a pedir perdón no ya por los pecados que los hijos de la Iglesia hayan podido cometer sino hasta por las glorias de la Iglesia y por la Iglesia misma. Y ello, contra lo que puedan creer, es un verdadero obstáculo para el diálogo con el ateísmo por el que tanto suspiran. El testimonio aducido de Leo Moulin es apabullante. La auto-antipatía y el precio del desdibujamiento de la identidad cristiana les convierte en unos compañeros de viaje y no en unos interlocutores. El masoquismo segundista es un caso más de un fenómeno por desgracia demasiado difundido en la Iglesia de hoy. Por tanto su Eclesiología nace ya con mucho plomo en el ala hasta convertirse en una verdadera antieclesiología. Sus fuentes están descritas con precisión por Bojorge: Bloch, Metz, Rahner, Machovec...

“Eclesiología gnóstica y elitismo” (303-326) es el título del undécimo y penúltimo capítulo consecuencia lógica del anterior. Su pensamiento sobre la Iglesia es una verdadera reducción de la fe que Bojorge analiza con detallada precisión. Las comunidades populares concientizadas, no el pueblo de Dios, al que rechazan por crédulo, supersticioso, obediente a la jerarquía, Iglesia-institución, amante de la Virgen – el texto sobre Guadalupe es sobrecogedor -, manipulado por el clero..., son la Iglesia del futuro y la Iglesia de Segundo. Y curiosamente su Iglesia popular es una Iglesia aristocrática basada en el esfuerzo y no en el amor. Kant una vez más en el horizonte. Y Lenin. Y Ortega y Gasset...

Concluye su importante con un breve capítulo “Señalaciones de heterodoxia” (327-335). La “herejía criptógama” rahneriana la ve Bojorge evidente en Segundo, cuyos errores fueron calificados por los obispos uruguayos de “ruinosos para la fe” e incursos en lo rechazado por la Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos aspectos de la teología de la Liberación. Su Cristología, en su deseo de hacerla aceptable a los ateos, compromete la divinidad de Cristo. La Revelación pasa a ser un magma inconsciente e incompleto. La Historia la “Gran Marcha” del Mundo. Y la praxis lo único realmente importante. La gracia queda diluida y los sacramentos serán meros instrumentos de liberación humana. Así ha podido decir Carlos Saraza: “Estamos ante el proyecto de una «nueva religión», resultado de una mezcla de pelagianismo, protestantismo, racionalismo, modernismo, marxismo, progresismo. Se trata de una nueva religión, con un nuevo dogma y una nueva moral, ajena a la Iglesia de siempre”.

La Conclusión de Bojorge es brevísima (336-341). En verdad ya estaba todo concluido. El pensamiento de Segundo no es serio ni riguroso. Su teología no fundamenta una espiritualidad. A lo más, una pseudoespiritualidad, una espiritualidad gnóstica alejada de los contenidos esenciales de la fe católica. Además, no es teología. No conserva el depósito de la fe.

El libro concluye con tres Anexos: “El culto idolátrico” (342-348), “Reducción de la fe a gnosis” (349-359) y “Sobre el ateísmo del creyente” (360.367) que son tres glosas de textos segundistas sobre materias ya mencionadas pero en las que ahora se extiende Bojorge si cabe con más acritud aunque no con menos acierto. Son comentarios textuales demoledores de unos textos demoledores.

Por último, el libro contiene una utilísima y muy elaborada “Bibliografía selectiva de y sobre Juan Luis Segundo” (369-380) en la que distingue, en las obras del uruguayo, sus libros, los artículos en revistas o en obras colectivas y las traducciones a otras lenguas; y en las que se escribieron sobre él: los libros, las reseñas, estudios y juicios sobre sus obras en revistas y obras colectivas, las tesis y disertaciones académicas y los elogios póstumos.

Creemos que estamos ante un estudio definitivo sobre Juan Luis Segundo. Del que queda pulverizado. Esos fenómenos eclesiales de frontera suelen acabar con su fallecimiento o, como muchos, con el de sus más allegados que, si les sobreviven largo tiempo, hasta ellos se van olvidando del amigo muerto que ha dejado de tener rentabilidades académicas: ya no puede comentar trabajos, citar en sus libros, invitar a congresos y reuniones, firmar manifiestos contra el Papa o la curia... ¿Quién se preocupa hoy de Loisy o de Tyrrel, de Murri o de Teilhard?. Hasta se va apagando la estrella de los más recientes aún estando calientes sus cadáveres. Chenu, Congar, Rahner, Häring... Enseguida pasan a ser únicamente objeto de historiadores de la época. Segundo ya se ha ido. Y siendo de mucha menor talla que los citados, su estrella se apagará bastante antes. Hoy ya apenas titila. Pero convenía extender el certificado de defunción. Esto ha hecho brillantemente, extensamente, teológicamente, católicamente, el padre Horacio Bojorge, de la Compañía de Jesús. Ojalá, como dijimos al principio, esta obra y este jesuita no sean aislado fenómeno sino la vuelta del instituto ignaciano a la trinchera que nunca debió abandonar. La de la defensa de la Iglesia.



Fuente: Verbo (Madrid), (Ag-set-oct 2001) Nº 397-398 pp. 766-772



viernes, 10 de septiembre de 2010

"El origen del hombre": documentales que "centran" los patinazos de Stephen Hawking

A esta púlsar -estrella de neutrones que emite radiación pulsante- le llaman la Mano de Dios




"El origen del hombre": documentales que "centran" los patinazos de Stephen Hawking


En ellos, 30 científicos distinguen entre la ciencia real y el cientifismo o la metafísica atea


"El Origen del Hombre" es una serie de nueve documentales de Goya Producciones (http://www.goyaproducciones.com/) que investigan el desarrollo del Universo desde el “Big Bang” hasta los primates, los homínidos, y el triunfo del “Homo Sapiens”. La serie se plantea las grandes preguntas: ¿cómo nació el Universo?, ¿surgimos por azar?, ¿hubo una inteligencia que guió la evolución?.

Entre los 30 científicos y expertos consultados en esta serie, los hay creyentes (judíos, católicos o protestantes) y los hay que no tienen afiliación religiosa.

Christian de Duve, premio Nobel de Medicina y experto en bioquímica, recuerda en el reportaje que la teoría de que el mundo era eterno ya la defendía el astrónomo Fred Hoyle, quien inventó el nombre despectivo "Big Bang" para referirse a la teoría que defendía el sacerdote y físico Georges Lemaître, a la que acusaba de ser "demasiado religiosa". Cuando años después se pudo rastrear la "radiación de fondo", el "eco" del Big Bang, quedó claro que la física del cura Lemaître era la correcta.

Michel Ghins, filósofo belga de la Universidad de Lovaina especializado en filosofía de la física, afirma en el documental que la teoría de “los universos múltiples” fue ideada directamente para escapar a la hipótesis de un Dios creador del mundo. Además de no tener ninguna base empírica ni física, Ghins considera que incluso si hubiese múltiples universos... ¿qué impediría a Dios ser el autor de todos ellos?. Dios sería, incluso, "más" Creador todavía.

Para Evandro Agazzi, de impresionante currículum filosófico (Presidente de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia, en Bruselas; Presidente Honorario de la Federación Internacional de Sociedades Filosóficas; Presidente Honorario del Instituto Internacional de Filosofía, en París) el azar no puede explicar la existencia del mundo. Afirma que los que creen explicarlo todo a partir de alguna ciencia positiva caen en una “actitud reduccionista que en realidad es anticientífica”. [Véase, por ejemplo, esta entrevista que se le realizó en español en la Universidad de Navarra ].

Thomas Glick, especialista en Historia de la Ciencia de la Universidad de Boston, critica que haya "fundamentalistas del materialismo" que se fabrican una especie de religión o metafísica, “pero nadie confunde esto con ciencia”.

Werner Arber, microbiólogo suizo y Premio Nobel de Medicina por sus trabajos sobre los enzimas de restricción (el "corta y pega" que hoy usan todos los genetistas) no ve incompatible los datos científicos con una lectura razonable de la Biblia. “Yo puedo leer en el Génesis, al comienzo del Antiguo Testamento, que el mundo fue creado en varios periodos, y para mí, esos varios periodos son precisamente evolución”, afirma.

Cees Dekker, premiado especialista holandés en biofísica molecular, recuerda que "el método de la ciencia por si mismo no es cristiano ni es ateo. Ciencia y religión no están en conflicto. Y la ciencia en sí misma encaja muy bien con la visión cristiana del mundo".

Los documentales “El Origen del Hombre” denuncian que a la ciencia se le hace decir cosas que en realidad no dice, manipulándola al servicio de ciertas ideologías, entre ellas el darwinismo ideológico. En el capítulo dedicado a Darwin, por ejemplo, se recuerda que el naturalista inglés fue manipulado a favor del racismo, tanto por parte del marxismo como en la Alemania nazi y en Estados Unidos. La Iglesia católica, por su parte, no condenó a Darwin y dictaminó que la evolución podría haberse dado dentro de la creación, sin excluir que fuese querida y guiada por Dios. La serie señala los excesos del ateísmo ideológico por un lado, y por otro de los fundamentalistas que hacen una lectura literalista de cada frase de la Biblia.

Trailer del documental:






miércoles, 8 de septiembre de 2010

El verdadero concepto del amor, palabra hoy tan desgastada

El verdadero concepto del amor, palabra hoy tan desgastada


Buenos Aires, 7 Set. 10 (AICA).- Tan importante como renovar diariamente la oración, la adoración, el agradecimiento y el sentido del obrar es tener las ayudas para hacerlo. “Amar y sentir a Dios”, el libro de Eduardo María Volpacchio, es un nuevo y excelente auxiliar para ello. En primer lugar se hace cargo del primer mandamiento, el que resume todos los demás. Pero también habla del sentir, y allí ¿qué pasa cuando Dios resulta para el hombre el Dios escondido –como dijo el salmista– y sólo se nos presenta el deber?. ¿Qué sucede cuando dejamos de sentir amor por nuestro prójimo?. Son preguntas que el autor hace junto a los lectores y ayuda a responderlas en consecuencia. Aclara que “entramos en un terreno lleno de paradojas. Hablaremos del papel fundamental de los sentimientos, al tiempo que explicaremos que no pueden funcionar solos”.

En primer lugar, el autor se concentra en el verdadero concepto del amor, palabra tan usada que sufre desgastes, contradicciones y confusiones. Por eso Volpacchio “rescata al amor” de alguno de estos equívocos, tal como es el programa de Benedicto XVI.

Con sencillez y profundidad va desarrollando diferentes ángulos del tema central de la vida cristiana: amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Y en uno de sus capítulos entrega “Diez claves del progreso interior”. Y propone aprender a disfrutar del cristianismo.

El autor escribió “Amar y sentir a Dios” a través de veinte años de meditación; la recomendación es leerlo de la misma manera, despacio. Entre las lecturas que están relacionadas con el tema, el autor destaca el Catecismo de la Iglesia católica, en sus capítulos II y III. Las encíclicas de Benedicto XVI y los escritos de san Josemaría Escrivá.

Eduardo María Volpacchio es un sacerdote argentino, de la prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei. Fue ordenado por Juan Pablo II. Es doctor en Teología por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, de Roma. Ejerció el ministerio del sacerdocio en Tucumán y Uganda. Actualmente lo hace en San Isidro.

“Amar y sentir a Dios”, de 252 páginas, fue editado por Ediciones Logos, avenida Santa Fe 2009, Buenos Aires.



“Conociendo al enemigo”, un ensayo para salir de la ignorancia

“Conociendo al enemigo”, un ensayo para salir de la ignorancia
El autor explica quiénes son y cómo actúan los enemigos de la Iglesia


MADRID, lunes, 6 septiembre 2010 (ZENIT.org).- De reciente publicación, Conociendo al enemigo, es un ensayo de José González Horrillo en el que el autor identifica y explica cómo actúan los grupos y personas enemigos de Dios y de la Iglesia, fuera y dentro de la misma.

José González Horrillo, autor también de Manual Básico para Católicos sin Complejos, que ha tenido un inusitado éxito de ventas, y va por su cuarta edición, en este nuevo ensayo muestra de una forma divulgativa todos aquellos entornos sociales e ideológicos que se predisponen en contra de la fe católica y sus practicantes.

El ensayo Conociendo al enemigo, de la editorial Sekotia, tiene un subtítulo: "Quiénes son y cómo actúan los enemigos de Dios y de su Iglesia". Y una frase en portada: "Conocer a quién puede hacerte mal es un signo de inteligencia, porque sabrás cómo y de quién defenderte".

Propone una lectura sosegada en la que se podrá descubrir quién manipula el pensamiento; cómo afecta desde la política (a la derecha y a la izquierda) al pensamiento social o quiénes, desde dentro de la Iglesia, pretenden confundir a personas de buena fe.

En opinión del autor, los cristianos están siendo atacados de manera sistemática desde diferentes frentes por su fe, su estilo de vida, su testimonio moral, su comportamiento en la sociedad, por ello es necesario estar informados porque el desafío a batir no es tanto el mal como la ignorancia.

En la presentación del libro se afirma: "El amor a nuestros enemigos, a los que nos odian, a los que nos persiguen, debe estar siempre activo en nuestro corazón, pero nuestra disponibilidad para luchar contra la injusticia y la mentira, tampoco nos puede faltar".


Para saber más:



Reeditado un texto de Joseph Ratzinger sobre el futuro de la Iglesia

Reeditado un texto de Joseph Ratzinger sobre el futuro de la Iglesia
Una intervención en la radio del teólogo “rescatada” por “Humanitas”


SANTIAGO, lunes 6 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Una intervención en una radio alemana del teólogo Joseph Ratzinger sobre el futuro de la Iglesia ha sido rescatada y publicada en español por la revista de antropología y cultura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Humanitas (http://www.humanitas.cl/).

El director de la publicación Jaime Antúnez, en un acto de presentación de esta última edición (la número 59), explicó que se trata de una reflexión desarrollada en el año 1968 por el joven profesor Ratzinger, entonces sacerdote y catedrático en Tubinga, con el titulo: "¿Bajo que aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?".

"Hay que hacer la composición de lugar del terremoto cultural que se vivía tanto fuera como dentro de la Iglesia en esos años finales de la década de los sesenta, cuando se compuso este texto", expresó el director de Humanitas.

Con la profundidad e inigualable claridad que le es propia, el actual Papa penetra aquí en las causas de lo que se vivía en ese momento y describe, con cuarenta años de antelación, un futuro que no es distinto del que se va hoy diseñando. Se trata, pues, de una lectura altamente recomendable para entender un tiempo como el actual, cargado para la Iglesia de crecientes problemas internos y ataques externos, explicó Antúnez.

"En tiempos de violentas convulsiones históricas en las que parece desvanecerse lo que ha sucedido hasta ese momento, y abrirse algo que es completamente nuevo, el ser humano necesita reflexionar sobre la historia, que le hace ver en su justa medida el instante irrealmente agrandado", aconseja en su ensayo el entonces profesor Ratzinger.

El actual Papa recordaba, entre otros momentos dramáticos, cuando Pío VI, secuestrado por las tropas de la joven república francesa, murió prisionero en Valence en 1799.

Ya tres años antes uno de los dirigentes de la república había escrito: "Este viejo ídolo será destruido. Así lo quieren la libertad y la filosofía... Es de desear que Pío VI viva todavía dos años, para que la filosofía tenga tiempo de completar su obra y de dejar a este lama de Europa sin sucesor". Y muchos temieron que sería así, acota en su reflexión.

No se hace allí ilusiones tampoco, acerca de los tiempos de prueba que, con agudo realismo, avizoraba para hoy. Afirmaba en efecto el doctor Ratzinger, en esos años sesenta, que le "parece seguro que a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles. Su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía. Hay que contar con fuertes sacudidas".

Mas agregaba en seguida que está totalmente seguro de lo que permanecerá al final: no será en ningún caso la Iglesia del culto político, la de las grandes palabras de quienes nos profetizan una Iglesia sin Dios y sin fe, realidad completamente superflua y que por eso desaparecerá por sí misma.

"El futuro de la Iglesia puede venir y vendrá también hoy sólo de la fuerza de quienes tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de su fe", afirma Ratzinger.

Y agrega: "El futuro no vendrá de quienes sólo dan recetas. No vendrá de quienes sólo se adaptan al instante actual. No vendrá de quienes sólo critican a los demás y se toman a sí mismos como medida infalible. Tampoco vendrá de quienes eligen sólo el camino más cómodo, de quienes evitan la pasión de la fe y declaran falso y superado, tiranía y legalismo, todo lo que es exigente para el ser humano, lo que le causa dolor y le obliga a renunciar a sí mismo. Digámoslo de forma positiva: el futuro de la Iglesia, también en esta ocasión, como siempre, quedará marcado de nuevo con el sello de los santos. Y, por tanto, por seres humanos que perciben más que las frases que son precisamente modernas. Por quienes pueden ver más que los otros, porque su vida abarca espacios más amplios".

Al concluir el acto de presentación en el Salón de Honor de la Universidad Católica de Chile lleno de público y presidido por las autoridades de esa casa de estudios, el director de Humanitas expresó que le parecía pertinente agregar que "todos los presente aprecian en Benedicto XVI, como en su venerable antecesor, el Papa Juan Pablo II, una providencial confirmación de esa profética previsión que confirma en la fe, reconforta el alma e invita paternalmente a una plena fidelidad a la Iglesia y a su magisterio".


El link directo a la intervención del profesor Ratzinger es:



martes, 7 de septiembre de 2010

Libro de Hawking no logra descartar a Dios, aclaran físicos católicos

Libro de Hawking no logra descartar a Dios, aclaran físicos católicos


ROMA, 04 Sep. 10 (ACI).- Dos físicos católicos descartaron que el nuevo libro de Stephen Hawking, "The Grand Design", pueda descartar la existencia de Dios como creador del universo, a pesar de que el autor haya lanzado la audaz afirmación de que el universo "se creó de la nada".

El académico jesuita Robert Spitzer explicó que las afirmaciones de Hawking contra la existencia de Dios y en favor de la física reflejan confusiones fundamentales sobre el concepto cristiano de Dios como creador de todo lo que existe, lo que incluye el universo y las leyes de la física que se le aplican.

Según el Padre Spitzer, aunque Hawking hable de un universo "creándose a sí mismo de la nada", se presupone que esta "nada" de alguna manera involucra gravedad y otras leyes fundamentales de la física.

Pero los principios como la gravedad no son axiomas irreductibles ni evidentes. Más bien, son las leyes no físicas las que rigen las operaciones ordinarias del mundo físico. No hay comparación entre una creación que se despliega y se desarrolla de acuerdo a las leyes de la materia, y la propuesta de Hawking de "generación espontánea" de la "nada", explica el sacerdote.

Para el experto, Hawking malinterpreta la verdadera relación entre Dios y su creación. "Hawking no ha explicado claramente por qué existe algo en lugar de nada. Sólo ha dicho que algo viene de algo", al describir el desarrollo de un universo que funciona en la base de leyes como la gravedad.

Históricamente, muchos teólogos cristianos, así como filósofos no cristianos, han argumentado precisamente lo contrario del punto de Hawking: las leyes de la física sólo pueden ser atribuidas a un creador infinito, inteligente y no físico.


El "dios" de Hawking

El jesuita Guy Consolmagno, astrónomo del Observatorio del Vaticano, explicó a Catholic News Agency que las condiciones previas del universo en despliegue y sus operaciones no pueden ser una forma de "nada", como Hawking considera, sino condiciones creadas por Dios para el ordenamiento del mundo.

"Dios es la razón por la cual el espacio y el tiempo y las leyes de la naturaleza confluyen en las fuerzas de operación de las que habla Stephen Hawking", señaló.

Para Consolmagno, el desprecio de Hawking hacia Dios se basa no sólo en su denominación errónea de las leyes físicas como "nada", sino también en su falta de comprensión de la noción de trascendencia de Dios. Por lo tanto, Hawking realmente ha descartado un tipo de "dios" en el que los cristianos no creen.

"El 'dios' en el que Stephen Hawking no cree, es el mismo en el que yo no creo. Dios no es sólo otra fuerza en el universo, junto con la gravedad o la electricidad. Dios no es una fuerza a ser invocada para llenar los vacíos de nuestro conocimiento", agrega el experto.

Consolmagno recuerda que "Dios es la razón por la cual la existencia misma existe".

Para el Padre Spitzer, Hawking admite este profundo misterio en el mismo momento en que trata de desestimarlo.

"En mi opinión, el Dr. Hawking no ha demostrado aún que esta realidad no sea necesaria. De hecho, lo implica al considerar la existencia de un inicio en su afirmación sobre el universo que proviene de la nada", concluye Spitzer.



lunes, 6 de septiembre de 2010

Sobre las huellas de la Iglesia en la América española

Sobre las huellas de la Iglesia en la América española


Madrid (España), 2 Set. 10 (AICA).- En coincidencia con la celebración del bicentenario de la independencia de varios países de Hispano América, se acaba de publicar en Madrid un libro, titulado “La forja del Nuevo Mundo. Huellas de la Iglesia en la América española”, en el que la autora, María Saavedra, hace un novedoso aporte a la historia del Nuevo Mundo. Un comentario de esa obra fue distribuido por la agencia Zenit, de Roma.

A partir del año 1492, dice Zenit, en el continente americano se produce la fusión de elementos nativos y otros foráneos, procedentes de Europa, que van a ir configurando a lo largo de cerca de tres siglos la identidad de lo que hoy son las naciones americanas.

La obra “La forja del Nuevo Mundo”, de la editorial Sekotia, presenta al lector y al estudioso un profundo estudio de cómo el proyecto español desembarcó en el Nuevo Mundo impregnando todo su desarrollo de lo que ellos eran y tenían: una cultura católica, por lo tanto universal, que todavía abanderaba a Europa y allá donde los europeos fueran.

España descubre unas tierras que abren las puertas de una nueva era: la modernidad. Una era que aportará un desarrollo cultural que perdurará hasta nuestros días.

Cuando el proyecto español comienza a desarrollarse en aquellas tierras, se produce una prolongación de todo su ser y por lo tanto de la cultura y actuación católica en el desarrollo del ser humano, abriendo la nueva tierra a un mundo de luz con una fe que liberaba de la esclavitud tribal y ampliaba sus conocimientos.

En el proceso de este proyecto político que tiene su inicio con la llegada de Colón a tierras americanas hasta 1810, comienza sin marcha atrás la reconfiguración del Nuevo Mundo con una serie de intereses políticos, propiciados por la invasión napoleónica en España y el vacío de poder en la capital del Reino de España.

Sin embargo, entre las batallas producidas en tierras continentales y al otro lado del océano, el hilo conductor que sostenía la plataforma social era –y sigue siendo- la Iglesia, con sus misioneros, universidades, hospitales y atención a la enorme población ignorante de aquellos pasos políticos y que seguían siendo cuidados y mantenidos por hombres y mujeres cuya misión era la entrega a Cristo por el ser humano, y todavía sigue siendo así.

Sobre la obra, la profesora María Isabel González del Campo afirma que en ella “se subraya que la Iglesia no sólo se ocupa de cristianizar las nuevas tierras, sino que inspira y da forma a instituciones culturales, educativas, asistenciales, configurándose así como un componente fundamental de la cultura y personalidad del pueblo americano”.

La autora resalta el papel fundamental que las órdenes religiosas desempeñaron en la evangelización, y reseña a grandes rasgos la actividad de las principales órdenes: franciscanos, dominicos, agustinos, mercedarios y jesuitas.

“La forja del Nuevo Mundo” presenta al lector “una visión amplia de la labor realizada por la España católica” y “los habitantes que fueron instruidos e inculturizados por lo católico, por lo español, son hoy una gran nación continental con un valor que los une en el idioma, la cultura religiosa y los valores en alza de la moral”.

Este libro “no pretende ser una historia de la evangelización de América, sino que busca destacar las manifestaciones de la profunda religiosidad que heredaron los ‘españoles de América’ y que se manifestaron en múltiples campos de la cultura, el arte y el pensamiento americanos”.


Para mayores informes:
calle Gamonal 5, piso 1, local 18, 28031 Madrid.
Teléfonos: 91.433.73.28; Fax: 91.434.95.24;




miércoles, 1 de septiembre de 2010

El Progresismo Cristiano - Julio Meinvielle

El Progresismo Cristiano
Julio Meinvielle


Esta fresca aun sobre la impresión de los católicos, la enérgica reprobación del Siervo de Dios Papa Juan Pablo II a la llamada Teología de la Liberación y las pulidas declaraciones del Cardenal Ratzinger -por entonces Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y hoy Papa Benedicto XVI- sobre las desviaciones heréticas de toda índole producidas después del Concilio Vaticano II. Roma parece no perder ocasión de hablar sobre el problema y de advertirnos con firmeza. El Progresismo es pues, ahora, un error incontestablemente condenado, irreversiblemente descalificado, enfáticamente enjuiciado.

Pero no era sencillo quince, veinte o más años atrás -en pleno auge de la herejía y de sus difusores- señalar el error, defender la doctrina verdadera, desenmascarar las falacias, desmontar los engaños sutiles y las ambigüedades perversas, indicar las desviaciones, mostrar las fuentes, los antecedentes y los orígenes del mal, prevenir sobre las consecuencias dolorosas que se sucederían de no mediar rectificaciones, atreverse con los intocables heresiarcas, y hacerlo todo con un amor inmenso a Cristo, a Su Madre y a la Santa Iglesia. No era sencillo, pero el Padre Julio Meinvielle lo hizo. Este libro -cuidada recopilación de escritos sobre el particular- lo recuerda y lo ratifica.

Algún día, se ha de reconocer que, a la Argentina, le cabe el honor de haber sido una de las primeras naciones que más y mejores pensadores movilizo en contra de la herejía progresista. Ese día, el nombre del Padre Julio Meinvielle y sus libros eminentes -de los cuales, este es un claro testimonio- ocuparan, sin retaceos, un sitio de honor en la historia de la Cristiandad.



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