Luis Fernando Pérez Bustamante
Sentado delante de un ordenador es muy fácil escribir posts y artículos más o menos incisivos, más o menos interesantes, más o menos acertados. A veces se pueden sufrir consecuencias poco agradables y se puede ser objeto de ataques injustificados o con una intención claramente dolosa. Pero todo ello es un mal chiste comparado con lo que le puede ocurrir a un ciudadano de un país confesionalmente musulmán si osa cometer la osadía de convertirse a Cristo.
Es lo que ha ocurrido en Irán. Un buen hombre decidió que para salvar su alma debe seguir a Cristo y no a Mahoma. Y como consecuencia, el régimen iraní le ha condenado a muerte. De momento la sentencia no se va a ejecutar, pero el mero hecho de que haya sido sentenciado a morir por convertirse en cristiano indica cómo están las cosas en ese país. Y no sólo en ese país.
Por ello, cuando se habla del diálogo entre cristianos y musulmanes, no podemos dejar de lado el hecho de que ellos tienen la obligación de obedecer al Corán cuando el mismo ordena ejecutar a los que se convierten a otras religiones. Seamos claros, señores. Un musulmán que ejecuta a un converso al cristianismo no es un mal musulmán. Es un musulmán obediente a su fe. Y eso no va a cambiar. El Corán dice lo que dice y no va a tener una versión “avanzada", en plan Nuevo Testamento a la musulmana.
El buenismo, tanto religioso como político, en las relaciones con el mundo islámico sólo sirve para fortalecerlo. Obviamente no propongo que vayamos a una confrontación en la que las principales víctimas serían las minorías cristianas presentes en las naciones musulmanas. Ni es tiempo de cruzadas, ni con bombas ni con supuestas “misiones de paz” se arreglará nada. Pero al menos dejemos claro que si los estados islámicos no aceptan el reconocimiento del derecho a convertirse de una religión a otra, no podrán pretender que el Islam sea considerado una religión más en las naciones cristianas.
No olvidemos que ha habido países en Europa, por ejemplo Italia, en los que los conversos a Cristo procedentes del Islam han sido objeto de amenazas e incluso de agresiones con resultado de muerte. E, insisto, eso no es fruto de malos musulmanes sino de los que obedecen a Mahoma. La libertad religiosa está muy bien, pero cuando una religión ordena la muerte a los que la abandonan para convertirse a otra, esa religión deben ser puesta en su justo lugar. Que no es precisamente al lado de las demás.
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